- Construido en el siglo II como mausoleo de Adriano, se convirtió en fortaleza y refugio papal.
- El Passetto di Borgo conectaba el castillo con el Vaticano, sirviendo de escape para los papas.
- Fue prisión y escenario de importantes episodios históricos antes de convertirse en museo.
- Hoy en día, es una de las atracciones más visitadas de Roma y ofrece vistas panorámicas únicas.
El Castillo de Sant’Angelo es uno de los monumentos más emblemáticos de Roma, con una historia fascinante que abarca casi dos mil años. Originalmente concebido como el mausoleo del emperador Adriano, con el paso del tiempo se transformó en fortaleza, residencia papal, prisión y, finalmente, en un museo que cautiva a miles de visitantes cada año.
Situado a orillas del río Tíber y conectado con el Vaticano a través del famoso Passetto di Borgo, este castillo ha sido testigo de innumerables episodios históricos que han dejado su huella en sus murallas. Desde la Edad Media hasta la actualidad, ha sido un punto clave en el devenir de la ciudad eterna, albergando histórias de papas, guerras, conspiraciones e incluso leyendas que aún hoy fascinan a los turistas.
Orígenes del Castillo de Sant’Angelo
La construcción del castillo comenzó en el año 123 d.C. bajo el mandato del emperador Adriano, quien ordenó erigir un imponente mausoleo para su familia y sus sucesores. Siguiendo el modelo del Mausoleo de Augusto, Adriano quiso dejar un legado arquitectónico que superara a su predecesor. La obra fue completada en el año 139 d.C. por su sucesor, Antonino Pío.
El mausoleo tenía una impresionante estructura cilíndrica de 21 metros de altura, con una base cuadrada de mármol de Carrara. En su interior, una rampa helicoidal conducía hasta la cámara funeraria central, donde se depositaban los restos imperiales. En su cúspide, se encontraba una cuadriga de bronce conducida, según algunas teorías, por el propio Adriano.
Transformación en fortaleza y su importancia estratégica
Con el paso de los siglos, el mausoleo perdió su función original y fue incorporado en el sistema de defensa de Roma. En el año 403 d.C., el emperador Honorio ordenó su inclusión en la Muralla Aureliana, transformándolo en una auténtica fortaleza.
Durante la Edad Media, el castillo pasó a manos de diferentes familias nobles, siendo una pieza clave en las luchas políticas de la ciudad. En el siglo X, fue utilizado por la familia Crescenzi como bastión defensivo y, posteriormente, por los Orsini. Sin embargo, su importancia creció aún más cuando los papas lo convirtieron en su refugio en tiempos de crisis.
El Castillo de Sant’Angelo y los papas
A partir del siglo XIV, el Vaticano tomó control del castillo y lo utilizó como una fortaleza papal. En 1277, el Papa Nicolás III mandó construir el famoso Passetto di Borgo, un corredor fortificado de 800 metros que conectaba el castillo con el Vaticano, permitiendo a los papas escapar en caso de peligro.
Uno de los episodios más célebres ocurrió en 1527, durante el Saqueo de Roma por parte de las tropas del emperador Carlos V. El Papa Clemente VII utilizó el Passetto para refugiarse en el castillo, donde resistió el asedio durante meses.
El Castillo como prisión y museo
Durante siglos, el castillo también sirvió como prisión, albergando a muchos personajes ilustres, entre ellos, el escultor Benvenuto Cellini y la noble Beatrice Cenci, cuya trágica historia aún resuena en los pasillos del castillo.
En el siglo XIX, tras la unificación de Italia, el castillo dejó de utilizarse como prisión y fue convertido en museo. Desde 1925, alberga el Museo Nazionale di Castel Sant’Angelo, donde se pueden admirar frescos renacentistas, colecciones de armas y antiguas celdas.
El puente de Sant’Angelo y la estatua del Arcángel
Frente al castillo se encuentra el Ponte Sant’Angelo, uno de los más hermosos de Roma, construido por Adriano para conectar su mausoleo con la ciudad. En el siglo XVII, el puente fue adornado con estatuas de ángeles diseñadas por Bernini, creando un pasaje verdaderamente impresionante.
El nombre del castillo se debe a una leyenda del año 590 d.C. Durante una plaga en Roma, el Papa Gregorio Magno tuvo una visión del Arcángel Miguel envainando su espada sobre la cima del castillo, lo que fue interpretado como el fin de la epidemia. Desde entonces, el castillo fue rebautizado en su honor y se erigió una estatua del ángel en su cima, la cual ha sido reemplazada varias veces a lo largo de los siglos.
Visitar el Castillo de Sant’Angelo
Hoy en día, el Castillo de Sant’Angelo es una de las atracciones más visitadas de Roma. Su recorrido permite explorar sus antiguas murallas, las impresionantes salas renacentistas y subir hasta la terraza, donde se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Para quienes deseen conocer a fondo el castillo, existen visitas guiadas que explican su rica historia, sus transformaciones arquitectónicas y las leyendas que lo rodean. Además, el Passetto di Borgo abre sus puertas en determinadas épocas del año, permitiendo revivir la ruta de escape de los papas.
Desde su construcción como mausoleo hasta convertirse en un museo de relevancia internacional, el Castillo de Sant’Angelo ha evolucionado de una manera impresionante. Su historia, llena de intrigas, batallas y transformaciones, lo convierte en uno de los lugares más fascinantes de Roma, atrayendo a turistas de todo el mundo que buscan sumergirse en los secretos del pasado de la Ciudad Eterna.