El enigma del ejército perdido de Cambises II ha fascinado a generaciones durante más de dos milenios. Esta historia, cargada de intriga, arenas del desierto y misterios no resueltos, se remonta al siglo VI a.C., cuando un ejército persa de 50.000 hombres desapareció sin dejar rastro mientras atravesaba el desierto egipcio. Este suceso, descrito principalmente por el historiador griego Heródoto, ha dado pie a diversas teorías que intentan explicar una de las desapariciones más impactantes de la antigüedad.
Cambises II, hijo de Ciro el Grande y gobernante del Imperio persa aqueménida, emprendió una campaña en Egipto con el objetivo de expandir sus dominios. Sin embargo, la trágica desaparición de su ejército en el desierto ha dejado a historiadores y arqueólogos con más preguntas que respuestas durante mucho tiempo. ¿Fue real? ¿Se trató de una derrota militar o, como sugieren algunos, una tormenta de arena fue responsable? Este artículo desvela todos los ángulos posibles de esta fascinante historia.
El contexto histórico de Cambises II
Cambises II ascendió al trono persa en el año 530 a.C. tras la muerte de su padre, Ciro el Grande, y gobernó hasta el 523 a.C. Su reinado estuvo marcado por grandes conquistas, siendo una de las más destacadas la invasión de Egipto. En el 525 a.C., lideró un ejército para someter al faraón Psamético III, logrando establecerse como faraón de Egipto tras la decisiva batalla de Pelusio.
Ambicioso y dispuesto a consolidar su dominio, Cambises planeó además conquistar el Oasis de Siwa, hogar del famoso Oráculo de Amón, una de las principales instituciones religiosas de la región. Según las fuentes históricas, su intención era legitimar su reinado con una profecía favorable o, en su defecto, destruir el oráculo y someter a los sacerdotes.
La marcha hacia el desierto y la desaparición
El ejército de Cambises II, compuesto por unos 50.000 hombres, partió hacia el Oasis de Siwa desde Tebas, atravesando el inhóspito desierto occidental de Egipto. Según Heródoto, tras siete días de marcha, llegaron al oasis de El-Kharga, pero después de abandonar ese punto, los soldados desaparecieron misteriosamente entre las vastas dunas. La explicación más conocida es que el ejército fue sorprendido por una tormenta de arena masiva que sepultó a los hombres bajo metros de arena, convirtiendo el suceso en una tragedia sin precedentes.
Aunque esta versión es ampliamente aceptada, muchas dudas han surgido con el tiempo. Los egiptólogos y arqueólogos han puesto en tela de juicio la veracidad de este relato, indicando que la desaparición podría deberse a otros factores, como la falta de recursos, enfermedades, o incluso una emboscada militar planeada por los rebeldes locales.
Teorías modernas sobre el destino del ejército
En 2009, los arqueólogos italianos Ángelo y Alfredo Castiglioni afirmaron haber encontrado evidencias que podrían pertenecer al ejército perdido. Sus hallazgos incluyeron restos óseos, armas de bronce y joyas características de la época aqueménida en el sur de Siwa. Estos descubrimientos fueron interpretados como posibles pruebas de que el ejército de Cambises sí había existido y que, efectivamente, pudo haber sucumbido a condiciones extremas del desierto.
Sin embargo, otra teoría cobró importancia en 2014 cuando el egiptólogo Olaf Kaper, de la Universidad de Leiden, propuso una explicación alternativa basada en sus investigaciones en el Oasis de Dachla. Según Kaper, el ejército no habría desaparecido por una tormenta de arena, sino que habría sido emboscado y masacrado por las fuerzas del rebelde egipcio Petubastis III. Esta derrota habría sido encubierta deliberadamente por Darío I, sucesor de Cambises, para evitar un golpe a la moral persa. Los bloques de un antiguo templo encontrados en Dachla respaldan esta teoría, ya que mencionan a Petubastis como un rey coronado tras esta victoria.
El papel de Heródoto y la mitologización del suceso
Heródoto, conocido como el “Padre de la Historia”, es la fuente principal sobre la desaparición del ejército de Cambises. Según su relato, el grupo fue tragado por una tormenta de arena en mitad de su trayecto, una imagen que ha perdurado en la imaginación popular. No obstante, muchos expertos consideran que parte de su descripción pudo estar influenciada por leyendas locales o incluso por la propaganda persa de la época.
Heródoto no es la única figura que escribe sobre este tema. Autores como Estrabón y Flavio Josefo también hacen mención al desastre, aunque sus versiones difieren. Además, escritores modernos como Paul Sussman han utilizado este enigma como inspiración para novelas como “El enigma de Cambises”.
Impacto cultural y búsqueda arqueológica
La misteriosa desaparición del ejército de Cambises ha inspirado a exploradores, arqueólogos y aventureros a lo largo de los siglos. En el siglo XX, el explorador húngaro László Almásy, conocido por ser la inspiración de la novela y película “El Paciente Inglés”, dedicó parte de su vida a buscar los restos, aunque sin éxito. Almásy creía que las tormentas de viento conocidas como Ghibli, capaces de alcanzar velocidades de 200 kilómetros por hora, podrían haber sido responsables del desastre.
Más recientemente, varios proyectos arqueológicos han tratado de identificar posibles ubicaciones de los restos del ejército, utilizando tecnologías modernas como el análisis por radar y satélite. Sin embargo, las evidencias directas siguen siendo esquivas, y la región del Gran Mar de Arena permanece como un lugar desafiante para la investigación.
¿Mito, realidad o ambas?
La desaparición del ejército de Cambises podría situarse en la intersección entre mito y realidad. Por un lado, los relatos históricos nos ofrecen pistas que parecen confirmar ciertos detalles, como las menciones a Petubastis III y los hallazgos arqueológicos en Siwa y Dachla. Por otro, la falta de pruebas concluyentes deja espacio para la especulación y la leyenda.
Este hecho sigue siendo un ejemplo fascinante de cómo las fuerzas de la naturaleza, la geopolítica y la narrativa histórica pueden converger en un evento cuyas respuestas parecen estar enterradas, literalmente, bajo la arena del tiempo.