- Los Oni son figuras clave del folclore japonés, asociados tanto a la maldad como a la protección.
- Su origen mezcla influencias chinas, indias y budistas, evolucionando en Japón con significados sociales y simbólicos.
- El Oni sigue presente en festivales, arte, literatura, expresiones lingüísticas y la cultura pop actual.
El Oni es, sin duda, una de las figuras más icónicas y fascinantes del folclore japonés. Desde hace siglos, estos seres han capturado la imaginación colectiva gracias a su papel central en historias, leyendas y festividades niponas. Su imagen, mezcla de terror y simbolismo, aparece de forma recurrente en el arte, la literatura y la cultura popular japonesa, permeando además en expresiones cotidianas y festivales que siguen vigentes hoy en día.
Conocer a fondo el origen, significado y evolución de los Oni permite no solo adentrarse en lo más profundo de la mitología japonesa, sino también entender cómo una criatura que simbolizaba el mal absoluto puede también, según la región o la época, transformarse en un protector, un guardián e incluso en fuente de buena suerte. A lo largo de este artículo te invitamos a descubrir todas las facetas del Oni: desde su nacimiento en la tradición china hasta su papel en el Japón contemporáneo.
¿Qué es realmente un Oni?
La palabra Oni (鬼) ha sido históricamente traducida como demonio, ogro, diablo o troll. Sin embargo, su significado y representación han cambiado notablemente con el paso del tiempo. Los Oni son un tipo de yōkai, es decir, entidades sobrenaturales del folclore nipón. Aunque se les suele asociar con la maldad y la desgracia, lo cierto es que en diferentes regiones y relatos pueden adquirir rasgos benevolentes o desempeñar funciones protectoras.
En el pasado, el término Oni hacía referencia a cualquier entidad invisible o espíritu, pero fue con la influencia del budismo y las tradiciones chinas cuando estos seres adquirieron su aspecto y personalidad actuales. No debemos olvidar la interacción que la cultura japonesa tuvo con las leyendas de China e India, así como la aportación de religiones locales y creencias populares que enriquecieron el concepto del Oni.
En la iconografía popular japonesa, los Oni se representan como criaturas humanoides gigantes, con piel de colores llamativos (roja o azul especialmente), una expresión feroz, cara siniestra, dos cuernos prominentes, largos colmillos y melena desgreñada. Suele vérseles armados con un kanabō (una especie de garrote de hierro forrado de pinchos) y vestidos con taparrabos de piel de tigre, evocando su conexión con la “puerta demoniaca” o kimon (nordeste, la dirección asociada con la mala fortuna en la cosmología japonesa).
La versatilidad de su figura es tal que en el arte, la literatura y el teatro del país, los Oni pueden variar desde antagonistas temidos hasta seres cómicos o incluso benefactores, dependiendo del mensaje de la obra o del contexto en que aparezcan.
Orígenes históricos y evolución del Oni
La historia del Oni es larga y compleja. El concepto de estos seres tiene raíces en la antigüedad de China, donde existía la creencia de que los espíritus de los fallecidos, llamados ki, habitaban el inframundo. Con el devenir de los siglos y la llegada del budismo y el taoísmo a Japón, el Oni fue asimilando características de distintos seres sobrenaturales como los rakshasa y yaksha de la tradición india, así como los gaki (fantasmas hambrientos) y otros demonios subordinados del dios Enma-Daio, señor del Jigoku o infierno budista.
Si revisamos los primeros textos históricos japoneses, como el Nihon Shoki (Crónica de Japón) o el Shoku Nihongi, encontramos referencias a ogros y criaturas similares al Oni que eran temidos por la población y que incluso se identificaban a veces con extranjeros de aspecto o lengua diferente. El miedo a lo desconocido y a “lo ajeno” se tradujo en la imagen del Oni como el otro, el monstruo que viene desde fuera a amenazar la paz local.
Durante el periodo Heian (794-1185), el Oni comenzó a adquirir su apariencia moderna, con cuernos y piel de colores, gracias al sincretismo entre la cosmología local y elementos importados desde China e India. Obras como el Jigoku Zōshi muestran Oni rojos, azules y con cabezas de animales, mientras que leyendas como la de Shuten Dōji establecen definitivamente la figura del ogro demoníaco asociado a la montaña, los secuestros y el canibalismo.
No obstante, la figura del Oni también se asoció a fenómenos sociales negativos: deformidades, enfermedades, mujeres marginalizadas y hasta comunidades extranjeras eran calificados como Oni. El término y su representación servía, en cierto modo, como herramienta para discriminar y justificar la exclusión de todo lo que resultaba temible, incomprendido o disruptivo.
Descripción física y atributos del Oni
La imagen clásica del Oni es la de una criatura gigantesca y aterradora, similar en algunos aspectos a los ogros occidentales, pero con matices propios:
- Gran tamaño y fuerza sobrehumana: Un Oni puede aparecer como un ser colosal, capaz de aplastar a sus enemigos con facilidad.
- Piel de colores brillantes: especialmente roja o azul, pero también negra, verde, amarilla o incluso rosa dependiendo de la región o la leyenda.
- Cara feroz y ojos saltones: buscan infundir terror con sus rasgos desproporcionados y grotescos.
- Cabello desaliñado: normalmente negro, largo y enmarañado.
- Cuernos: uno o dos cuernos prominentes sobresaliendo de la cabeza, evocando el buey y el tigre, animales asociados a la dirección maligna en el zodiaco chino-japonés.
- Largos colmillos y garras afiladas: que refuerzan su aspecto salvaje y peligroso.
- Taparrabos de piel de tigre: ropa característica que hace referencia a los animales asociados a la mala fortuna.
- Garrote de hierro o kanabō: arma predilecta, símbolo de fuerza y dominación.
Algunas leyendas mencionan Oni con varios ojos, dedos adicionales o características animales como pezuñas o colmillos de jabalí. Se trata de seres polimorfos, capaces de cambiar de forma para engañar o aterrorizar a los humanos.
La expresión japonesa «Oni ni Kanabō» (鬼に金棒) hace referencia a la idea de invencibilidad: “darle un garrote de hierro a un Oni”, es decir, hacer aún más fuerte a quien ya lo es.
El Oni y la dirección kimon: un simbolismo ancestral
La relación del Oni con el kimon (鬼門), o “puerta demoníaca”, es clave para entender su papel en la cultura japonesa. En la cosmología tradicional, el noreste es la dirección de la mala suerte y vía por la que acceden los espíritus malignos. Se la denomina también Ushi-Tora (Tigre-Buey), razón por la que los Oni llevan cuernos de buey y taparrabos de piel de tigre.
Para protegerse, los templos y edificios importantes suelen construirse de manera que bloqueen o protejan la dirección norte. Se utilizan formas arquitectónicas en L, tejas con rostro de Oni (onigawara) y amuletos para alejar el mal.
Oni y discriminación social: leyenda y realidad
Uno de los aspectos más complejos del Oni es su papel como vehículo de discriminación y exclusión social. A lo largo de la historia japonesa, personas con discapacidades, deformidades, mujeres con personalidad fuerte o sexualizada, extranjeros y hasta comunidades enteras fueron asociadas con los Oni. Estos seres encarnaban el miedo a lo diferente y servían para justificar el rechazo de lo que no encajaba en la norma.
En los registros históricos, los onigo (niños-ogro), es decir, niños nacidos con deformidades, se mencionaban como signos nefastos para el país y muchas veces eran excluidos o abandonados. Asimismo, el crecimiento del patriarcado y la influencia budista contribuyeron a que las mujeres fueran cada vez más retratadas como Oni, sobre todo si mostraban comportamientos considerados inaceptables en la sociedad tradicional.
¿Son siempre malvados los Oni? Matices y dualidad
Aunque la imagen dominante del Oni es la de un enemigo maligno y destructor, existen numerosos relatos y tradiciones donde también actúan como protectores y guardianes. Con el paso del tiempo, el Oni fue perdiendo parte de su carga negativa y comenzó a desempeñar roles positivos en algunos contextos:
- En festivales y procesiones, hombres disfrazados de Oni lideran los desfiles para ahuyentar la mala suerte.
- Algunas casas y templos instalan onigawara (tejas decoradas con la cara de Oni) para protegerse de calamidades, al igual que las gárgolas en la tradición europea.
- En ciertos cuentos infantiles, los Oni ayudan a las buenas personas o sirven de ejemplo de redención y cambio.
Esta dualidad refleja que el Oni puede simbolizar tanto el caos como la protección, adaptándose al mensaje de cada comunidad y momento histórico.
El festival Setsubun y el ritual mamemaki
Uno de los momentos del año donde la figura del Oni cobra especial protagonismo es en el Setsubun, el festival que marca la llegada de la primavera según el antiguo calendario lunar japonés. Durante esta celebración, se realiza el ritual del mamemaki, que consiste en lanzar judías de soja fuera de las casas mientras se grita «Oni wa soto! Fuku wa uchi!» («¡Fuera los demonios! ¡Dentro la felicidad!»).
Los Oni son el objetivo a expulsar, símbolo de la negatividad y la mala suerte que se quiere dejar atrás de cara al nuevo ciclo. Es habitual que padres se disfracen de Oni, llevando máscaras características para que los niños, en tono de juego, arrojen las judías y “expulsen” el mal de sus hogares.
Además, máscaras de Oni decoran durante estos días las tiendas, los kombini e incluso los templos, recordando la omnipresencia de esta figura en la cultura popular nipona.
El Oni en el arte, la literatura y las expresiones japonesas
El Oni ha sido una fuente inagotable de inspiración para artistas, dramaturgos, poetas y escritores. Su imagen aparece constantemente en:
- Grabados ukiyo-e, representando leyendas como la de Shuten Dōji.
- Teatro Nō y Kabuki, donde los actores utilizan máscaras de Oni y gestos enfadados para encarnar a personajes demoníacos o mover la trama hacia el conflicto y la resolución.
- Literatura y cuentos populares, siendo Momotarō el relato por excelencia donde el Oni adquiere un papel central como enemigo que debe ser derrotado por el héroe.
Incluso el idioma japonés está repleto de expresiones y proverbios que aluden al Oni, como por ejemplo:
- Oni ni kanabō: Duplicar la fuerza o hacer aún más potente a quien ya lo es.
- Kokoro o oni ni suru: Endurecer el corazón, actuar con severidad por el bien de alguien.
- Oni no me ni mo namida: Hasta el ser más duro puede llorar.
- Oni no inu ma ni sentaku: Aprovechar la ausencia del jefe o del peligro para relajarse, parecido a “cuando el gato no está, los ratones bailan”.
- Rainen no koto o iu to oni ga warau: Nadie sabe lo que depara el futuro, y si se intenta predecir, hasta el Oni se ríe.
El Oni en la cultura contemporánea
En la actualidad, los Oni siguen ocupando un lugar destacado en la cultura pop japonesa y global. Han pasado de ser temibles monstruos a figuras humorísticas, personajes de manga y anime, o incluso a ser reinterpretados como héroes o antihéroes.
Algunos ejemplos recientes y muy reconocidos son:
- Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer): Los Oni son los antagonistas principales, con distintas personalidades y habilidades, lo que les otorga una profundidad narrativa inédita.
- Videojuegos: Desde la saga Mortal Kombat hasta Super Street Fighter o Onimusha, los Oni aparecen como jefes finales, personajes jugables o referencias dentro del universo del juego.
- Mascotas y marcas: Incluso algunas marcas emplean la figura del Oni como mascota, modernizando su aspecto para apelar al público contemporáneo.
- Series animadas y cómics: El Oni se reinventa en historias que van desde el terror hasta el humor, demostrando la versatilidad de esta criatura mitológica.
Gracias a esta presencia renovada, el Oni ha dejado de ser simplemente un portador de mala suerte para convertirse en un símbolo de la resistencia, la dualidad del ser humano y la capacidad de redención.
El Oni en la vida cotidiana y los juegos tradicionales
No solo en cuentos y festivales encontramos al Oni: el juego infantil onigokko (el “corre que te pillo” japonés) toma su nombre de estos seres, siendo el Oni el “encantado” o aquel que persigue a los demás. Además, algunas versiones regionales incluyen variantes como kakure oni (escondite) o kakurenbo.
Las figuras de animales como el mono (saru), homófono de “alejar” en japonés, se utilizan también como amuleto para mantener lejos a los Oni, y se cree que las ramas de acebo ayudan a proteger los hogares de su influencia.
Oni y proverbios: la huella en la sabiduría popular
La palabra Oni está incrustada en docenas de proverbios y formas lingüísticas japonesas. Aquí algunos ejemplos destacados, con explicaciones sobre su uso y significado:
- Oya ni ninu ko wa oni no ko: Literalmente, “un hijo que no se parece a su padre es hijo de un Oni”. Se utiliza para referirse a hijos desagradecidos o diferentes, aunque también puede indicar un linaje dudoso.
- Kichiku: Literalmente, “bestia demoníaca”, usado metafóricamente para designar a personas increíblemente crueles o despiadadas.
- Onibaba: Vieja malvada, bruja. Aparece también en leyendas específicas y en el teatro Nō.
Oni y la leyenda de Momotarō
Uno de los relatos más populares del folclore japonés es la historia de Momotarō, el niño nacido de un melocotón que, junto a sus compañeros animales, emprende un viaje para derrotar a los Oni de Onigashima, la isla de los ogros. En esta leyenda, Momotarō representa la valentía y la justicia, mientras que los Oni encarnan el caos y la amenaza a la sociedad. Algunas interpretaciones modernas sugieren que los Oni pueden haber sido una metáfora para referirse a clanes rebeldes o grupos marginales que desafiaban al poder central.
La historia de Momotarō no solo se transmite a través de cuentos y libros infantiles, sino que ha sido objeto de adaptaciones en el cine, la televisión y la literatura manga, manteniendo viva la figura del Oni en el imaginario colectivo.
Oni y el género en las leyendas japonesas
Como hemos visto, a lo largo del tiempo las mujeres también han sido asociadas con la figura del Oni, sobre todo cuando rompían con los roles de género impuestos por la sociedad. Personajes legendarios como la onibaba o “bruja-ogro” aparecen recurrentemente en el teatro y la literatura, y su función era tanto la de infundir miedo como la de manifestar el temor social hacia la independencia femenina.
La misoginia inherente a ciertas corrientes budistas alimentó la imagen de la mujer Oni, especialmente en periodos históricos donde el patriarcado se consolidó en Japón. No obstante, también existen relatos donde las mujeres Oni son capaces de redimirse o de actuar como protectoras, revelando una vez más la complejidad simbólica de este ser mitológico.
El Oni en la educación y la infancia japonesa
Más allá de su papel en festivales, juegos y cuentos, los Oni se utilizan como recursos educativos para enseñar valores o advertencias a los niños. Gracias a su apariencia temible, han servido para inculcar respeto a las normas, el valor de la obediencia y la importancia de la bondad. Muchas canciones infantiles y materiales didácticos recurren a los Oni como recurso lúdico-pedagógico.
Resulta curioso que, a pesar de su tenebrosidad, los Oni sean también protagonistas de canciones y juegos, humanizándose e integrándose en la vida cotidiana de los más pequeños sin perder su dimensión fantástica.
El Oni en Japón: entre el humor y el respeto ancestral
Hoy por hoy el Oni se ha resignificado. Ha dejado de ser únicamente un ser atemorizante para convertirse también en motivo de humor, sátira y creatividad. En festivales de verano, disfraces de Oni conviven con música y comida, y en el manga y el anime pueden pasar de villanos a personajes entrañables en cuestión de episodios.
La convivencia del Oni ancestral con el Oni moderno es una prueba de la capacidad de la cultura japonesa para adaptar sus tradiciones y convertirlas en herramientas para el presente, sin perder el hilo de su historia ancestral.