- El Tanabata combina leyenda, tradición y simbolismo astronómico en un único festival.
- La celebración se basa en la costumbre de escribir deseos en tiras de papel (tanzaku) que se cuelgan en ramas de bambú.
- Se celebran grandes festivales por todo Japón, destacando Sendai y Hiratsuka, con fechas adaptadas entre julio y agosto.
El Tanabata es mucho más que una simple celebración japonesa, es un evento que conjuga historia, amor, deseos, leyendas celestiales y una explosión de colores que cada año llena las calles de Japón. Desde hace siglos, el séptimo día del séptimo mes se convierte en una fecha mágica donde las estrellas y los deseos se dan la mano, y donde la tradición, la mitología y el folclore popular cobran un protagonismo absoluto. Adentrarse en el universo del Tanabata es sumergirse en uno de los festivales veraniegos más emblemáticos del país nipón, repleto de simbolismos, rituales y manifestaciones culturales que han sabido evolucionar y adaptarse hasta nuestros días.
Pero, ¿cómo surge realmente esta fiesta? ¿Por qué es tan especial para los japoneses? La respuesta a estas preguntas nos conduce a una leyenda milenaria cargada de romanticismo, a la influencia de antiguas costumbres chinas y a la capacidad de Japón para reinventar celebraciones y darles un carácter propio, hasta el punto de convertir el Tanabata en uno de los grandes exponentes del verano nipón. A continuación, exploramos con todo detalle su origen, las costumbres más llamativas, los festivales más destacados, la evolución de sus fechas y cómo el deseo escrito puede cruzar literalmente el firmamento.
Origen y evolución histórica del Tanabata
El Tanabata, cuyo significado literal es “la noche del séptimo”, es uno de esos festivales que reflejan como ningún otro el sincretismo de la cultura japonesa. Aunque hoy se piensa en él como una tradición netamente nipona, sus orígenes se remontan a la antigua China, concretamente al “Qi Xi” (七夕), conocido popularmente como “la noche del doble siete”, que celebraba la reunión anual de los amantes estelares bajo la Vía Láctea según el calendario lunisolar.
Fue hacia mediados del siglo VIII cuando esta celebración cruzó el mar y se estableció en Japón, introducida por la emperatriz Kôken Tennô, inicialmente como un ritual exclusivo de la corte imperial. Durante el periodo Nara (710-794), Tanabata se fusionó con la festividad japonesa de Tanabatatsume y, ya en la era Heian, fue acogido en el palacio imperial de Kioto, dando comienzo a una reinterpretación de la leyenda y de sus ritos.
Sin embargo, no fue hasta el periodo Edo (1603-1868) cuando Tanabata se democratiza, mezclándose con otras festividades como el Obon y el Bon Odori, hasta convertirse en un festival de masas. Las chicas pedían mejores habilidades en costura y los chicos mejor caligrafía, una tradición que derivó en la costumbre de escribir deseos personales en tiras de papel (tanzaku) y ofrecerlos a los dioses, empleando incluso el rocío recogido en hojas de taro para fabricar la tinta.
En sus orígenes, el nombre «Tanabata» hacía referencia tanto a la ceremonia china como a un antiguo ritual de purificación sintoísta practicado por las miko (sacerdotisas), quienes tejían telas especiales (tanabata 棚機) para ofrecerlas a los dioses como protección para los arrozales y como petición de buena cosecha. Con el tiempo, ambos rituales convergieron, asociando los caracteres 七夕 a la palabra japonesa tanabata y consolidando el festival como una tradición singularmente japonesa.
La leyenda de las estrellas enamoradas: Orihime y Hikoboshi
La esencia del Tanabata es pura magia. Su eje central es la leyenda romántica de Orihime y Hikoboshi, dos amantes cuya historia es conocida en toda Asia y que, en la versión japonesa, adquiere matices propios y un simbolismo astronómico fascinante.
Orihime (織姫), la princesa tejedora, era hija de Tentei (天帝), el rey celestial. Orihime pasaba sus días tejiendo bellísimos vestidos junto al río celestial Amanogawa (Vía Láctea en japonés), labor que la mantenía satisfecha pero sumida en la soledad, pues no tenía tiempo para el amor.
Preocupado, el rey concertó un encuentro entre Orihime y Hikoboshi (彦星), un joven pastor de vacas que vivía al otro lado de la Vía Láctea. Ambos se enamoraron al instante y, tras casarse, descuidaron sus deberes: Orihime dejó de tejer y Hikoboshi permitió que sus bueyes se dispersaran.
Ante semejante descuido, Tentei los castigó separándolos a ambos lados del cielo, pero la profunda tristeza de su hija le ablandó el corazón y le permitió reencontrarse con su amado tan solo una noche al año, el séptimo día del séptimo mes. Si esa noche llovía, las urracas (u otras aves, según la versión) formaban un puente de alas que atravesaba el río estelar para que los amantes pudieran cruzarse y cumplir el ansiado reencuentro. De aquí surge la costumbre de mirar al cielo esa noche con la esperanza de ver brillar las estrellas Vega (Orihime) y Altair (Hikoboshi).
La lluvia durante Tanabata es especialmente simbólica: se la conoce como la “lluvia de las lágrimas”, reflejo de la tristeza de los amantes cuando no pueden reunirse. No faltan adaptaciones y versiones derivadas de la historia original. En la versión china, por ejemplo, el encuentro es facilitado por urracas que forman un puente sobre la Vía Láctea, pero también existen variantes en las que el encuentro puede darse una vez al mes o donde elementos como la diosa celestial juegan un papel decisivo.
Celebración y rituales actuales del Tanabata
Hoy en día, Tanabata se vive en todo Japón como una gran fiesta de los deseos. El eje fundamental es la costumbre de escribir anhelos, peticiones o incluso poemas en tiras de papel de colores denominadas tanzaku, y colgarlas en las ramas de un árbol de bambú, que se decora además con otras manualidades de papel y objetos simbólicos.
El bambú es el protagonista indiscutible: es habitual ver calles repletas de ramas cubiertas de tanzaku, que se dejan flotar en ríos o se queman tras el festival (en la medianoche o al día siguiente) para que los deseos lleguen hasta los dioses. Esta costumbre recuerda a la del Bon Odori, donde las barcas de papel con velas navegan por los ríos.
Las decoraciones no se limitan a los tanzaku. Los japoneses cuelgan grullas de papel (orizuru) para atraer buena salud y longevidad, kamigoromo (pequeños kimonos de papel) para el aprendizaje y la protección frente a enfermedades, toami (redes de pescar de papel) como símbolo de abundancia, y kazukago (cestas de papel) que representan una vida ordenada y limpia. Los kinchaku (monederos de papel) se colocan cuando se desea prosperidad en los negocios.
Durante Tanabata, las familias compran ramas de bambú para colocarlas en casa y colgar en ellas los deseos de todos los miembros, desde los más pequeños hasta los mayores. Es un momento para compartir en familia, escribir sueños y pedir aquello que se anhela, ya sea amor, éxito en los estudios, mejorar en deportes o salud para los seres queridos.
Fechas y calendario de celebración del Tanabata
La fecha oficial de Tanabata ha sido objeto de cierta controversia y adaptación a lo largo del tiempo, dependiendo de la región y del calendario que se utilice. Tradicionalmente, la celebración debía realizarse el séptimo día del séptimo mes del calendario lunisolar japonés, lo que coincide, en muchos casos, con inicios o mediados de agosto en el calendario gregoriano occidental.
Sin embargo, con la introducción del calendario gregoriano como oficial en Japón, muchas regiones trasladaron la fiesta al 7 de julio. Esto trajo consigo algunos inconvenientes, especialmente porque en julio es la época de lluvias en Japón (tsuyu), dificultando la observación de estrellas y aumentando las probabilidades de que el reencuentro de Orihime y Hikoboshi no se pueda producir.
Para sortear este problema y evitar la congestión de otros festivales veraniegos como el Obon en agosto, algunas localidades han optado por mantener la celebración a finales de julio o principios de agosto. Regiones como Sendai siguen celebrando Tanabata del 5 al 8 de agosto, mientras que en ciudades como Hiratsuka (prefectura de Kanagawa) la cita es en torno al 7 de julio. Otras áreas, especialmente rurales, respetan el calendario tradicional lunisolar. Por ello, es posible vivir Tanabata en diferentes fechas según el destino, lo que multiplica las opciones para los viajeros.
Algunas fechas recientes del séptimo día del séptimo mes según el calendario lunisolar incluyen:
- 17 de agosto de 2010
- 6 de agosto de 2011
- 24 de agosto de 2012
- 13 de agosto de 2013
- 2 de agosto de 2014
- 20 de agosto de 2015
- 9 de agosto de 2016
- 27 de agosto de 2017
- 7 de agosto de 2019
- 25 de agosto de 2020
- 29 de agosto de 2025
- 19 de agosto de 2026
Cada prefectura puede adaptarse de manera diferente, existiendo incluso mapas que clasifican las regiones según usan el calendario antiguo o el gregoriano para la celebración. Así, Akita, Mie, Tottori y Shimane siguen exclusivamente el calendario lunisolar, otras áreas como Hokkaido y Nagano lo hacen mayoritariamente, y algunos lugares optan ya completamente por el calendario occidental.
Festivales y celebraciones especiales del Tanabata
El Tanabata Matsuri de Sendai es, sin duda, el festival más famoso a nivel nacional, una tradición que se inició poco después de la fundación de la ciudad en el periodo Edo y que, salvo por la interrupción de la Segunda Guerra Mundial, se ha celebrado ininterrumpidamente hasta hoy. Sendai se engalana cada agosto con coloridas decoraciones que penden de los centros comerciales y principales arterias, recibiendo miles de visitantes que disfrutan de fuegos artificiales, desfiles y concursos de decoración.
En la región de Kanto destaca el Shonan Hiratsuka Tanabata Matsuri, que se celebra a principios de julio y llena las calles de Hiratsuka de banderines y desfiles, siendo una de las citas principales para quienes desean vivir Tanabata en la fecha “oficial” del 7 de julio. En Anjo (al suroeste de Nagoya) también hay un festival importante, marcado por música, bailes y un ambiente festivo único.
Tokio no se queda atrás, poniendo en escena eventos como el Shitamachi Tanabata Matsuri (en la calle Kappabashi entre Ueno y Asakusa) y el Asagaya Tanabata Matsuri, en la zona de Suginami, ambos en julio y agosto respectivamente. Otros festivales destacados son el Kyo no Tanabata en Kioto, el festival de Kibune (con iluminaciones especiales en el santuario al norte de la ciudad) y el impresionante Reiwa Osaka Amanogawa Densetsu, donde miles de luces LED son lanzadas al río Okawa como símbolo de los deseos de los asistentes.
Incluso, el Tenju no Fuyajo de Noshiro en la prefectura de Akita se ha hecho famoso desde 2013 por sus castillos de farolillos gigantes construidos e iluminados por la noche, creando un espectáculo visual inigualable. Otros lugares como Ogawamachi (con tanzaku de papel washi artesanal), Ichinomiya (zona textil por excelencia) y Sayama Irumagawa (donde destacan los fuegos artificiales), también son citas de referencia.
Curiosamente, incluso fuera de Japón se celebra Tanabata: Sao Paulo, Brasil, acoge el festival durante el primer fin de semana de julio, muestra de la difusión mundial de la tradición.
El simbolismo de los colores, las manualidades y la música
Uno de los aspectos más atractivos del Tanabata son las decoraciones de papel. Los tanzaku suelen ser de cinco colores principales (rojo, verde, amarillo, blanco y negro), que representan los cinco elementos de la filosofía oriental: fuego, madera, tierra, metal y agua.
Además, la creatividad permite modificar la forma de los deseos: aunque originalmente eran rectangulares, hoy en día se pueden encontrar incluso con forma de estrella o diseños personalizados, sobre todo en barrios modernos como Takeshita Street en Harajuku. Las decoraciones en festivales como en Sendai también tienen un significado simbólico, incluyendo serpentinas, bolas ornamentales y figuras tradicionales que enriquecen la celebración.
La música también acompaña a la celebración. Existe una canción tradicional de Tanabata muy conocida, que dice:
Letra:
ささのは さらさら |
Traducción:
Las hojas de bambú susurran |
Estas canciones ayudan a mantener viva la tradición y son muy populares entre los niños, quienes perciben Tanabata como una experiencia mágica y participativa.
Gastronomía y ambiente de Tanabata
El Tanabata, como cualquier festival japonés, también se disfruta a través del paladar. Durante estas fechas, las calles se llenan de puestos de comida ambulante donde los takoyaki (bolas de masa rellenas de pulpo) son protagonistas. Preparados en planchas especiales y servidos con salsa, katsobushi y otros condimentos, son una delicia veraniega que no puede faltar.
El ambiente gastronómico se enriquece con diferentes aperitivos, dulces y bebidas típicas, haciendo que pasear por las calles sea una experiencia sensorial completa. La comida es una parte esencial para compartir en familia o con amigos durante la festividad.
El Tanabata en la cultura popular
La influencia del Tanabata en la cultura popular es notable. Series de anime como Shinchan han dedicado episodios a ilustrar la fiesta y sus costumbres, acercándola al público general. Inclusos plataformas digitales y doodles de Google han resaltado el festival como un evento global desde 2003, promoviendo su difusión.
En la literatura, obras como “El romance de la Vía Láctea y otros estudios e historias” de Lafcadio Hearn abordan los orígenes y leyendas del festival. Además, en Japón suele considerarse una suerte de San Valentín oriental, debido a su carga romántica y a la unión de los amantes bajo las estrellas.
Tanabata fuera de Japón y en el ámbito digital
La expansión de Tanabata ha llevado la celebración a diferentes países. En Brasil, la comunidad japonesa en São Paulo organiza eventos similares, integrando la tradición en una cultura multicultural. En internet, plataformas, blogs y redes sociales fomentan actividades como compartir plantillas de tanzaku, organizar sorteos y crear árboles virtuales de deseos, permitiendo que cualquier persona pueda participar en la celebración desde cualquier rincón del mundo.
Comercios temáticos y restaurantes también organizan menús y eventos especiales para celebrar Tanabata, extendiendo aún más su influencia en la cultura contemporánea.
La pervivencia y el futuro del Tanabata
El Tanabata continúa adaptándose y viviendo con intensidad. Su capacidad de reinventarse, mantener sus símbolos y rituales, además de la participación activa de comunidades y regiones, aseguran que esta festividad siga siendo un momento destacado en el calendario japonés. La celebración, con su mensaje de esperanza, sueños y deseos, sigue atrapando a generaciones, en Japón y en el mundo.
Su mensaje principal de soñar mirando las estrellas y crear ilusiones sigue vigente, haciendo de Tanabata una invitación universal a creer en los sueños, compartir ilusiones y mantener la esperanza viva. Participar en esta tradición, sea en Japón o en cualquier parte del planeta, implica dejarse envolver por la magia, la cultura y el deseo de cumplir los anhelos más profundos.